Hace algún tiempo atrás, deguste un chocolate llamado “beso de moza” regalado por una enamorada arequipeña, era una chica lindísima. La recuerdo con mucho cariño.
Cuando me obsequio la golosina. Me dijo que era de la chocolatería más antigua de Arequipa de “La Ibérica” y que era muy rico como ella. Yo la amaba. Y me lo comí, en verdad estaba delicioso, como ella.
Paseamos por toda su ciudad, luego de trajinar al llegar a su casa, donde su familia me trataba muy bien, era gente muy educada. Cansados de visitar lugares e ir abrazados y de la mano por la ciudad. Nos dispusimos a descansar en su sala recostados en un sofá, recuerdo a ella sentada y yo echado con mi testa en su regazo acariciado amorosamente por sus manitos blancas. Pero algo paso. Algo trágico. De pronto sentí transcurrir el tiempo aceleradamente.
Sentí un salpicón de agua fría, repentinamente desperté frente al Tuturutu muy desconcertado y confuso. Quise hablar, pero no conseguía pronunciar bien el castellano. Un mote altiplánico de 2,335 m.s.n.m. supeditaba mi lengua, solo lograba pronunciar “Misti!, Chachani!, Pichu pichu!...”. Sonaba un raro acento loncco en mi voz. Un dejo cadencioso perturbador cada vez que pronunciaba alguna frase.
Comencé a sentirme muy nervioso. Quería decir: - que me está pasando? necesito regresar a Tacna. Y solo pronunciaba: -juy juy juy que me ta’ pásando kjechenéque, nécesito régresar a Takjna. Mientras el tiempo marchaba trepidante.
No puedo creer lo que esta ocurriendo. Visto un poncho de colores que tiene bordado la palabra “Virgen de Chapi - Patrona de Arequipa” estoy en media calle. Trato de cruzar pero una fila interminable de ticos corean sus bocinas pareciendo decir -cruza hermano characato!!! todos con el mismo dejo loncco que parece una maldición del Dios del idioma castellano.
Aun estoy nervioso y confundido. Reviso mis bolsillos y solo encuentro monedas “characato de oro” ¿qué diablos compro con estas cosas? me preguntaba. Además tengo un pasaporte con mi foto que dice “República independiente de Arequipa” …es en ese momento me quedo paticomvexo de la impresión, pasmado mirando a la nada. No puedo creerlo. No por favor, no por lo que más quieran. Se los ruego, no, no, no.
Nooo! mi sospecha se hace realidad, se confirma mi desgracia. Soy Arequipeño!!! No por Dios esto es una pesadilla.
Mi desgracia empeora cuando siento hambre y solo veo a mí alrededor un pequeño cartel que dice “R R” que significa rocoto relleno. Nooo! no puedo creer que me guste el rocoto con queso ¿rocoto con queso?. Todo ambientado con la melodía vernacular que sentía correr por mis venas mistianas... juy juy juy ari qhipaya, tras el volcán... ari qhipaya”.
Además de este raro fondo musical. Me sirven un plato de adobo de chancho, que parece un poco de magma derretido sacado de lo profundo del Misti. Parece hervir de tanto condimento que lleva. Es un banquete mortal a las ulceras, una garantía de ardores de esfínter, la peor pesadilla del duodeno.
Ahora entiendo cuando dicen “no en vano se nace a las faldas de un volcán” como les arderá el poto cuando comen eso, aparte de ph usarán algún ungüento o hielo para la zona del orto. No podía entender por qué me sentía orgulloso, me jactaba de todo, mientras esa melodía de carnaval despertaba mis deseos de beber una chicha de jora en botella de cerveza arequipeña.
Nooo! ya no puedo soportar más, el tiempo me causa vértigo. Lo peor es que no se a quien recurrir. Es que en esta pesadilla soy arequipeño, por lo tanto carezco de amigos. Por fin, un momento de paz en medio de esta pesadilla, un pequeño quitapesares. Conocí mi único amigo, es un títere fabricado con un calcetín, con quien platicaba para no sentirme tan solo, pero por alguna razón éste títere me preguntaba a cada momento ¿de dónde eres?.
No puedo creer esta pesadilla, de pronto emergimos en el estadio de la UNSA en medio de los hinchas del Melgar, gritando a voz en cuello – Milgar!, Milgar! Milgar!... mi único amigo el títere al darse cuenta que yo era arequipeño, me dijo: - ahoritita regreso amigo te lo juro - Me dejo solo y nunca más lo volví a ver.
Ese fue el golpe final, no podía soportar ser arequipeño, no congraciaba con nadie. Estuve a punto de enloquecer. Tampoco me aceptaron en los hospitales psiquiátricos, porque los demás orates decían que preferían un loco antipático que a un arequipeño.
Eso era todo, mi corazón latía muy rápido y más fuerte cada vez, simplemente ya no podía más, grite con todas mis fuerzas – ya no quiero ser arequipeño!!!...
Y de un respiro profundo, por fin desperté de aquella pesadilla, volví a la realidad. Pude respirar tranquilo. Conseguía hablar perfectamente el castellano. Revisé mis documentos decían que era de Tacna. Podía disfrutar de comidas normales. Alcanzaba regocijarme con las melodías de un buen heavy metal. En ese momento tome a mi enamorada entre mis brazos, la bese le dije -te amo, te espero en Tacna. Y tome el primer Bus y regrese a mi ciudad a encontrarme con mis innumerables amigos. Poco tiempo después y por circunstancias equis esa relación hermosa concluyo, pero siempre suele ella invitarme a visitarla y Yo por supuesto trato de ir, pero siempre fallo.
Me prometí nunca volver a comer un chocolate de “La Ibérica” aunque sean muy ricos, causan pesadillas.
Pero antes de regresar a Tacna, me despedí amorosamente de mi hoy Ex enamorada a quien recuerdo con mucho cariño, gracias por ese correo. Sé que leerás esto, un abraso y un besito de corazón, y feliz día de Arequipa.