Dios… adiós

Dicen que cuando un hombre no piensa, cree; y cuando piensa tiene una idea y luego otra tras otra y comienza a dudar.

Cada quien es libre de creer lo que crea, pero me apena saber cuándo pregunto: porque crees en Dios, Yahvé, Jehová, el Creador, el Eterno, el Salvador ó el Todopoderoso? y me respondan mirando a todos lados diciendo: “porque Dios lo dijo”, “porque esta escrito en la Biblia”, “porque es nuestro creador”, “porque si no crees nos castigará” ó “porque si”.

La Historia, esa fuente importante que lamentablemente a la mayoría galbana leer, a otros aburre consultar. Nos muestra que en tiempos antiguos el ser humano en oscurantismo tuvo la necesidad de creer en algo superior sin mediar razones, algo como un “Dios”.

Voltaire quien enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y del respeto hacia la humanidad, en el siglo XVII dijo: “Solo los hombres inteligentes entienden que la religión es la droga que nubla toda iniciativa creadora y que es solo el producto de la incapacidad del hombre de explicar los fenómenos de la naturaleza”.

Entonces cada uno de nosotros puede crear su propio Dios, al no encontrarle explicación a algún fenómeno. Es innegable entender entonces que “Dios” es la creación de los mismos hombres.

Así encontramos en la historia un hombre llamado Marcos, el primer cristianizador el año 61 dC en Alejandría, muerto por órdenes del emperador de Roma  Nerón el artista y músico bisexual.  Marcos murió sin tener idea que su evangelio, que era un simple relato plasmado en papiro, siglos después sería interpretado de mil modos por futuras generaciones.

Además debemos considerar que los escritos bíblicos originales reconstruidos a partir de más de 5000 manuscritos en  griego del siglo II al XV y de versiones en otras lenguas, como  sirio,  copto,  latín,  armenio y  georgiano, además de glosas paleocristianas, junto con la tradición oral que les precedió evidentemente fueron posteriormente trastocándose y alterándose de generación en generación.  

La interpretación de la Biblia es un tema de discusión interminable. Pero la verdadera autoría es deducida por cualquier cristiano leído o bien culto; como creación del Sr. Ireneo el obispo, conocido como San Ireneo “salvador del cristianismo” el primero en compaginar la Biblia que conocemos todos.

En los años 177 – 200 dC. el cristianismo fue perseguido y sus fieles exterminados por el poder Romano, al ver que muchos cristianos reculaban de su fe para no ser asesinados, el Sr. Ireneo invento la Biblia escrita en códices en idioma cóptico.

De muchos evangelios (que significa “buenas noticias”) sueltos e interpretados libremente, escogió cuatro Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los demás fueron descartados por Ireneo. Por su puesto convenientemente.

Aquellos evangelios descartados mostraban la vida de Jesús mucho más natural o mucha más humana, más creíble, cosa que a Ireneo le parecía vacuidad. El escogió los cuatro evangelios que conocemos porque daban divinidad sobrenatural a Jesús, entonces los cristianos martirizados y asesinados de la época sentían como un sacrificio divino, una entrega sin renunciar a su fe, creían que alguien asombroso salvaría sus espíritus al ser ejecutados por las más estúpidas razones imperiales.

Por otro lado, el libro del antiguo testamento o Tanaj con Moisés, Noe, Babilonia y las plagas, serán siempre la mejor recopilación de cuentos y fábulas de inicios del pueblo hebreo que dieron pie a muchas historias míticas por generaciones siglo tras siglo hasta llegar a ser películas para óscar de vastos presupuestos hechas por diferentes países, regiones o culturas.

Porque todas religiones ó creencias varían, pero no sobre la VERDAD, si no, sobre el contexto Sociocultural, a mí me bautizaron católico, sin preguntarme, porque nací aquí;  pero si hubiera nacido en Jordania sería musulmán ó en Israel sería judío ó en el Tíbet seguro sería budista, y así por el estilo.   

En el libro “El gen Egoísta” de Richard Dawkins se lee que existen tres malas razones para creer cualquier cosa, y son: “tradición”, “autoridad”, y “revelación”.

La tradición es la transmisión de creencias de los abuelos a los padres, de los padres a los hijos, y así sucesivamente ó mediante libros que se siguen leyendo durante siglos.

Muchas veces las tradiciones se origina de la nada, de una verdad o de una mentira, pero cuando se han transmitido durante uno cuantos siglos, el hecho mismo de que sean muy antiguas las convierte en especiales. La gente cree ciertas cosas solo porque mucha gente ha creído lo mismo durante siglos.

Hoy no existe ninguna razón valida para creer todos lo que el Papa diga solo porque es el Papa “la autoridad”, igual que no tenemos porque creer todo lo que te diga otra persona, debemos investigar por nosotros mismos y llegar a una conclusión propia.

Por ejemplo Benedicto XVI ha dicho a todos sus “fieles” que no limiten el numero de sus hijos. Si la gente sigue su autoridad Papal tan ciegamente como a él le gustaría, imagínense el mundo, habría hambre, enfermedades y guerras provocadas por la sobrepoblación.  No existe razón en el fanatismo religioso.

Cuando las personas religiosas tienen la sensación interior de que una cosa es cierta, aunque no exista ninguna evidencia de que sea así, llaman a esa sensación “revelación”. No consta fundamento alguno en ello.

En el libro “El miedo a la Libertad” escrito por Erich Fromm, se refiere a la religiones según el, como educadoras de los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier razón o discusión. Así el hombre queda reducido a un mero servidor de un “Dios Todopoderoso”.

Esa mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, seria la base psicológica que ha hecho que muchos hombres comentan atrocidades contra sí mismos o contra sus semejantes a lo largo de las centurias.

Por ejemplo; nada justifica que en Filipinas la gente se crucifique solo por fanatismo, o se lastimen en penitencia por el perdón de nada, ó las tontas diferencias entre el cristianismo, judaísmo, islamismo, hinduismo, krishnaismo, shintoismo, etcétera etcétera que no tienen más justificación que la razón de la mentecatez.

Cada paso que damos en la vida debemos conocerlo y razonarlo, saber de donde viene, para saber donde estamos y saber a donde iremos.

Leí en algún lado “mientras más ignorante sea un pueblo, será mas fácil de explotar y gobernar” esto pasa también con nuestra fe ó nuestras creencias.
Sobre todo si de dar fe se trata. Lo que nos precisa a preguntarnos a nosotros mismos ¿por qué creemos lo que creemos?

Y no sé si “Dios” es finalmente algo impersonal que es parte del universo; o una misteriosa fuerza física que actúa sincronizada con las demás fuerzas de la naturaleza.

Pero cuando oigo decir que “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”; me decepciona.

Por eso y por muchas cosas más, mi pensamiento se ha tornado deísta y declaro mi fe al deísmo.

Hijo… feliz cumpleaños !!!

Mi querido “enanito”; hoy siento desde alma que tengo mucho que decirte, pero éste papá tuyo no encuentra las palabras exactas para describir el inmenso amor que siento por ti. Pero lo intentaré, al escribir sobre ti hijo, me siento minúsculo, me siento ágrafa.

Trato de digitar algo; y no puedo creer que me nuble. Es que hasta hoy hijo me doblegas con la inmensidad de tu ser pequeñito, cuando se trata de decirte que al verte siento haber renacido, siento ver por tus ojos este mundo y siento que existo para darte una mano cuando recorras esta vida. Siempre estaré, aun contra el tiempo; cuando yo te esté mirándote desde una estrella o soplado como brisa dócil tu cabello y tu rostro de hombre maduro.

Quedo empequeñecido para describir lo que mí corazón dicta de lo más hondo de ese mar dulce de ternura, que inspiras como dulzura que me atrapa al vigilar tu sueño a mi lado contemplándome en ti.

Asoman incontables ideas a mí mente para decir que te amo en mil letras, pero me tiemblan las manos y la vista se me torna borrosa, al saber que esto no será eterno, que al tenerte comprendo que la vida es corta y no tiene segunda vuelta. Que debo ser para ti el mejor ejemplo y lo haré. Estaré siempre a tu lado señalando el camino correcto procurando evitar que cometas los mismo errores que quizás yo cometí. Seré cómplice tuyo cuando el regocijo suene a diversión. Cuando te portes mal, recordare que fui como tú y con paciencia te corregiré.

Estas gotitas se asoman, lágrimas de emoción, sollozos de sabor alegre semejantes al primer momento en que me entere que vendrías, como innegable es escribir que nunca dejarán de asomarse cuando de tí se trate.

Serán siempre como gotas que surtan de amorosos bisbiseos de mi alma para ti, aquel lugar donde perenne vive tu imagen, tu candor risueño como alimento de mi alma, del que nunca quisiera estar lejos porque lo necesito cada día, cada hora, cada segundo.

Hijo mío, Yo deje de ser hijo, por ti. Me hiciste comprender el trance difícil de éste nuevo papel para mí. No dudes jamás que te quiero, y nunca pierdas la fe en mí. Se que puedo comprender la complejidad de hijo y tus majaderías de compañerito inseparable, de incondicional infatigable. Y espero forjar en ti el anhelo que eres para mí y esperanza de este mundo cada día más estúpido.

No solo soy tu papá, soy tu amigo y tu el mío. De corazón deseo sembrar en ti lo que este mundo necesita. Y mientras tu me sigas necesitando, mis oídos no escucharan más que tu voz hijo mío.

Amaras muchas personas y de seguro las tendrás en tu corazón. Yo me conformo con un rinconcito en él, no importa si es pequeñito, solo espero que me necesites tanto como yo a ti.

Se que los años harán lo suyo, algún día a mis piernas llegará el cansancio del trajín de ésta vida donde espero tener tu mano hijo, para apoyarme en ti; así como yo te ayude a caminar cuando diste tus primeros pasitos y me hacías tan feliz.  Esa misma mano que hoy tomo con mucho cuidado para cruzar la pista, esa misma mano que un día me tomará firme cuando me toque cruzar el umbral de la vida al oriente eterno.

Hoy te estrecharé en mis brazos hijo mío, con la misma pasión de siempre. Y te contare una historia acerca de cuando tu naciste, de lo mucho que te quiero y de lo inmensamente feliz que me has hecho.

Sé que algún día leerás todo esto. Y espero siempre hijo que tengas tu propia fe, tu propia manera de pensar, que tengas siempre la verdad por delante, porque esa es la auténtica libertad, libertad con la que naciste hijo mío y que nadie bajo ningún precepto tiene derecho a usurpar. Feliz cumpleaños hijito mío, te amo... y un abrazo de oso.

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