Ser racista en el Perú es no darse cuenta que aquí existen dos peculiaridades históricas, dos cosas aparentemente incompatibles: el mestizaje y el racismo de revés y de envés.
De revés; porque quizás por eso aquí las impulsoras del llamado “folcklor andino o música vernácular” son cholas que visten polleras y trenzas; pero quieren ser rubias de taco aguja y tener ojos azules no importa falsos.
Y de envés; porque tampoco puede un cobrizo en ojotas asomar su autenticidad étnica en la finura de los comerciales de Saga Falabella o Ripley aunque tenga tarjeta de crédito dorada; es que la cholería no asienta, ni vende.
A estas alturas del siglo XXI hablar de "indios puros" o "blancos puros" es una falacia. Y esa pureza racial, si es que existe, está confinada en minorías tan insignificantes que no entran siquiera en las estadísticas.
En nuestro país, al contrario que en otros países, las víctimas del racismo son la mayoría. Cuanto más parecidos son a los que serían los primeros pobladores del Perú, más racismo les sobreviene, y éste a su vez se ha interiorizado tanto por los propios discriminados, que el racismo es ejercido también por ellos.
Y quizás se explique en el capricho de las regiones naturales de nuestro país y en la idiosincrasia distinta e intolerante de los peruanos. Pero en nuestro país, se rasgan las vestiduras los hipócritas ofendidos y se escandalizan los igualitarios del corazón; mientras dicen: ay! fo… mirando con malos ojos que su hijo se fije en esa chola ó que su hija se case con ese negro. Cuando aquí; el racismo es un deporte nacional, una actitud inconsciente que se practica y se niega, es una manifestación histórica de siglos atrás.
Ese virus maldito de “racismo” incorporado en el subconsciente generacional de la sociedad, ha estado presente desde el inicio de las civilizaciones. Lo bíblico tiene de discriminación cuando; según esta interpretación; la Biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam, los negros; y de Jafet, los blancos. Esta visión bíblica de la humanidad dividida en razas se complementaba con la llamada maldición de Canaan, hijo de Cam, al que Noé condenó: "maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos" (Gén 9:18-29). La interpretación racista de la Biblia, sostuvo que la maldición de Canaan fue una maldición de Dios a la "raza negra", por la cual ésta era condenada a servir a los blancos.
Cuando en 1854 por decreto es abolida la esclavitud en el Perú; en el Diario el Comercio, aparecieron manifestaciones contrarias a dicho acto, en muchos casos llevados por manifestaciones similares ocurridas en otros países; como en España el entonces presidente del Gobierno de España Antonio Cánovas del Castillo, dijo al periódico “Le Journal” de Francia: "(...) creo que la esclavitud era para ellos (los negros de Cuba) mucho mejor que esta libertad que sólo han aprovechado para no hacer nada y formar masas de desocupados. Todos los que conocen a los negros le dirán que en Madagascar, como en el Congo y en Cuba, son perezosos, salvajes, inclinados a obrar mal, y que es preciso manejarlos con autoridad y firmeza para obtener algo de ellos. Estos salvajes no tienen otros dueños que sus instintos, sus apetitos primitivos".
Solo en una sociedad tan enferma, como la sociedad humana, se puede albergar el racismo, la segregación racial, el apartheid o la esclavitud aun manifiesta en distintas formas, pero en lo paradójico del racismo, y el colmo de la palomillada; a un adolecente hijo de un cantante de música integradora pluricultural, se le ocurre tener comportamientos racistas manifiestos, sinceramente la saco barata; pero que se le puede reprochar a un adolescente de 13 años que aún conserva el comportamiento de un chimpancé, que apenas está comenzando a descubrirse así mismo, que puede entender de racismo ese niño, él lo que manifestó, es lo que ve de una sociedad cuarteada y lo que sus padres, por desidia o ignorancia, no le saben explicar.
Hace muy poco en el proceso de elecciones presidenciales 2011; las redes sociales se convirtieron en la grisura que es la sociedad peruana, en la radiografía de odios viscerales de un pueblo que no se recupera de una conquista brutal y ladrona, y no se resigna a la desaparición de un impero déspota e incestuoso como el Imperia Inca.
El racismo se manifiesta únicamente en una sociedad de alma fuliginosa y de cerebro enfermo por el desuso. Es racista el que desprecia, el que humilla, en el fondo solo demuestran que no entienden nada y que será superado fácilmente por la compleja realidad.
Pero de otro lado también existe racismo, quizás un racismo más idiota; El indio que no quiere ser cholo y el negro que desea ser blanco. Es cuando el autoestima esta averiado, si se es "cholo" o negro, el individuo cree que está obligado a exhibir características de status para no ser discriminado, como usar ropa y accesorios de marca, tener un nivel de estudios elevado, etc. Ó la india que tercamente quiere ser rubia, y el cholo que desea casarse con una gringa y tener hijos blancos.
En suma el racismo es la entelequia excrementicia de todas las ignorancias, es el fanatismo por la “raza pura” más abyecta nutrida con el vacio de lo aparente y la falta absoluta de perspectiva.
Falta de perspectiva del derecho ajeno, del derecho a la libertad del que no es igual. El racismo no solo está fuera de toda proporción de razón cuando se manifiesta por el color de la piel, si no en todo axioma. Pone en evidencia la falta de conocimiento de la historia de la humanidad, deja claro el regodeo de esta juventud con la ignorancia y la degradación de una sociedad de por si condenada a la extinción.
Hace poco discutí con un amigo respecto al racismo, y me dijo que esto era una manifestación de odio de la clase “burgués” y de los “patrones” a la clase popular y nacionalista; y que en el Perú todos somos cholos. Yo le dije que esas dos palabras a mí; me parecían anacrónicas y obsoletas. Además; decir que en el Perú “todos somos cholos” me parecía de un chovinismo empalagoso y parroquiano; como diría Thays. Y por último que el “nacionalismo” es la cultura de los incultos y una invención pseudoideológica construida de manera tan fanática, obtusa y primaria como el racismo. Mi amigo me miro fijamente unos segundos y me pregunto: eres masón? Y yo le dije: sabes quien fue Martin Luther King?. El me dijo: un negro. Y le respondí: ves, por eso el Perú esta cagado.
En realidad el racismo siempre tuvo los ribetes de la explotación del hombre por el hombre; siempre preexistió perpetuamente detrás del racismo el egoísmo económico, la codicia, ese materialismo que primero se camufla con teorías y cuando estas fallan, con violencia. Detrás del racismo sólo hay explotación.
Porque díganme una cosa; nunca se les hace ascos a los ricos de otras razas. En verdad; el ser humano es un profano hipócrita hasta para ser un “racista”.
Si hemos logrado suprimir ese perverso germen de racismo de nuestros actos y sentimientos, ahora hagámoslo de nuestro subconsciente, y dejemos el racismo solo para los analfas e intolerantes.