I CAPITULO
La llegada, la tragada y el inicio
Estamos a media estación de primavera del 2001, hace un excelente clima. Y la libertad de vivir solo hace ver todo emperifollado. Un pequeño Depa es suficiente para convertirlo en mi gran fortaleza jolgoriosa.
Por fin es viernes, acabo de salir de trabajar de la oficina, hoy estuve full y estoy cansado. Fin de semana, y como cualquier fin de semana de aquellos días de holgura y libertad sin freno, de cena una pizza alemana familiar con coca cola para mí solo.
Recuerdo que eran las 9.30pm mientras me disponía a comer hecho un pringoso feliz, mientras disfrutaba de una película porno con la excelente Silvia Saint de protagonista.
Hasta que llamaron a la puerta. Era el toque clásico del fin de semana en código de juerga, regodeo y cuchipanda... así lo interpretaba con mi oído juergueríl.
Antes de abrir la puerta escuchaba las voces achispadas de mis amigos. En un principio me resistí a abrir la puerta. Baje el volumen del televisor para que creyeran que no estaba y se fueran.
De pronto mis antenitas de viníl detectaron la presencia de unas chicas. Eran voces que no había escuchado antes. La curiosidad me asaltaba, aquellas voces decían: - abre pe’ huevón, abre óhe. Yo estaba cansado y sin ganas de juerga, pero la curiosidad me venció y abrí la puerta.
Ho sorpresa, mis dos amigos, Jan Carlo “frutilla” por lo enrojecido de su rostro, pues lo atacaba un acné, y Rafo J. “cabeza de títere” por el cabello largo a lo Marley medio rastafari que llevaba, acompañados de tres gatitas preciosas una se llamaba Catherine “kty” era prima de “cabeza de títere” la otra era Vivian “Vivi” su amiga y la otra no recuerdo como se llamaba pero le decían “Trifi” ese era su nombre de pila, las tres eran preciosas.
Los cinco llegaron ya en un estado evolucionado en tragos, o sea ya estaban con brillo, las chicas parecían más brillosas. Traían cada uno un six pak de cerveza. Yo tenía un buen Ron preparado por ahí que decidimos guardarlo para el final.
No me percate, y lo primero que hicieron al entrar a mi cuarto fue tragarse mi pizza, yo apenas y había probado un mordisco cuando de pronto se la zamparon toda. Mientras se atiborraban, con la boca llena apenas y les entendía lo que me decían: buena Bambino (como me dicen algunos amigos).... gracias brother... ta’ rica la pizza.... de que es??? me preguntaban con el bolo alimenticio entre sus dientes. Mientras yo me decía a mí mismo: eso te pasa por goloso y huevetas.
Eran las 10.20pm. más o menos. Nos acomodamos haciendo un pequeño circulo en el suelo con mis almohadas y cojines oyendo la música de Guns n’ Roses.
Así comenzamos nuestra melopea francachelera. Ya entre conversaciones bizantinas y ventosidades intestinales disimuladas con el ruido de la música y el olor del cigarro de canela. Todos carcajeábamos con empatía embriagada.
Pasada la media noche para hacer más parrandeado el asunto decidimos jugar a la inefable “botella borracha” el primer castigado fui yo.
Recuerdo que Vivi me ordeno tomar un vaso de cerveza cepillado y de un solo trago. Dentro de mí decía: que castigo para más cojudo.
Sin percatarme que mi estomago estaba más vacío que el cerebro de mis amigas. Estaba propenso a ser presa de la cebada transformada en delicioso brebaje somnífero.
Luego me daría cuenta que lo de “cerebro vacío” lo tuve que asumir yo, por entrar al ruedo de la mona con el estómago lleno de nada.
Incesante el juego de la botella borracha continúo y se puso mucho más divertido cuando el castigador me toco ser a mí...
II CAPITULO
Los castigadores y el sapo
Ya éramos presa pítima del lúpulo.
Conversábamos de todos los temas, cada uno daba una teoría mejor que la otra.
Todos entendíamos perfectamente la política, el fútbol y la filosofía contemporánea. Platón, Aristóteles, Descartes y Juspers eran cerebro de pajaritos a nuestro lado.
Y continúo el juego, la botella siguió virando, me toco mandar a Kty la prima de “cabeza de títere”, yo que suelo creerme de una pendejada intrépida, le ordene de acuerdo al juego, que bailara sensualmente en el centro de todos. Ella no lo pensó dos veces y comenzó a contornearse como toda una cabaretera, solo falto el tubo. Bailo tan sexy que creo que ella misma se éxito, porque llego hasta desbotonar su jean focalizado y bajar el cierre hasta la mitad, pude divisar que traía una trusa roja hilo dental modelo brasileño, a parte de su bonito cuerpo de piel trigueña.
Recuerdo en ese momento la llamada a mi celular de una enamorada que tuve en aquella época. Era muy linda y bella además; yo le decía “Gorda” con mucho cariño. Pero era imposible contestar la llamada en aquella cuchipanda que hoy recuerdo entre sollozos renegando el pasar del tiempo.
Bien son 1.45am. en mi reloj. Después de unas risotadas, Vivi ordena a “frutilla” que se quitara el pantalón y se quedara así, en pelotitas. Usaba un calzoncillo muy gracioso era un modelo de cebra blanco y negro. Algo que con mucha gracia y resistencia disimulada hizo mientras nos burlábamos de él, tenía unas piernas tan flacas que parecían de abuela y le temblaban de la borrachera, parecía un ternero recién nacido. Ya todos estábamos bomba, éramos carcajadas a mandíbula batiente.
Ya eran las 2.30am. y la botella dio la ocasión de ordenar a “cabeza de títere” nada menos que a Vivi. Le ordeno quitarse el body pegadito que llevaba puesto y se quedara en brassier. Fue algo que Vivi no acepto en principio pero a insistencia de los presentes y achispada por el embriaguez lo hizo.
Vivi poseía unas tetitas excelentes que lucia con orgullo rameríl, se le veía encantadoramente sexy con el brassier negro que contrastaba eróticamente con su piel blanca bronceada. Lo menesteroso fue apreciar unas espinillas insurrectas asomarse por su espaldita, pero igual lucia muy sexy, pues su carita picara lo corregía todo.
La ojitos color miel, me refiero a Trifi, no se salvo de los castigos. Yo le ordene que se quitara el brassier, y ella entre regodeo acepto, y de pronto por debajo de su caffarena lo sacó. Era un brassier de escote profundo muy femenino y sensual todos nos carcajeábamos de las cojudeses que hacíamos.
Todos con gesto complacido dibujado en los labios y los párpados pesados observábamos las cervezas y el Ron que aun quedaban; y la noche espectacular que se iba risueña en escándalo íntimo de libertad.
Casi a las 3 de la madrugada si mal no recuerdo un detalle, un pequeño detalle. Trifi parecía ser la única preocupada por la hora, revisaba su pequeño reloj, y miraba el amanecer de las 5.00am. con sus ojitos color miel preciosos y algo nerviosa pregunto a Kty ¿hasta que hora nos vamos a quedar? con el balbuceo de la tranca, y le respondían – no jodas cojuda y chupa que no es menta, mientras le pasaban un vaso rebalsado de cerveza.
Ya ha esa altura, la embriaguez alcohólica se convirtió en embriaguez erótica, Vivi y “Cabeza de títere” se encerraron en el baño ya buen rato, me percate de ello porque fui al baño, quería orinar, tanta chela tenia la vejiga como pelota. El baño estaba con seguro y solo podía alcanzar a escuchar risas puteriles y cuchicheos sospechosos con gemidos sicalípticos de erección inmediata. Ta’ mare, tuve que orinar en una maceta del pasadizo.
Al regresar a mi cuarto, encontré a Trifi dormida en mi cama, yo como todo un caballero, la arrope, en tanto con la última cerveza en la mano observé extasiado a “frutilla” y Kty como turbaban sus lenguas hasta chorrear saliva, y “frutilla” más rojo que nunca; acariciaba impertérrito a Kty por todo su putañoso derrier. Mientras que a mí, la bandera se me izaba y la baba me llegaba al suelo como espectador espontáneo e hipnotizado.
Luego de un instante se percataron que los veía con libídines, y me dijeron: óhe brother, a mí me gustan todos los animalitos menos los sapos... tu eres sapo Bambinín?... agarrate a Trifi pe’ huevón. Al oír eso reaccione, y me quede paticomvexo.
III CAPITULO (ultima parte)
Al percatarse de mí, Kty y “frutilla” mirándome se hablaron al oído, Luego de un pequeño momento de discusión disimulada, me dijeron: - Bambino, ya nos jalamos, voy a dejar a Kty a su jato. Yo asentí y dije: - sí mejor, yo quiero descansar. Y se fueron, habrán pasado unos diez minutos y regreso “frutilla” un tanto extasiado.
Algo frenético y arrechífe, me pidió un condón, me dijo: - un fovar pes loquito, juégame un condori, esa cojuda me atracó un polaco. Un tanto antagónico porque detesto el machismo, pero cómplice porque aplaudo el puterío libre, le dije: - bueno, ten cuidado “frutilla” llévate estos condones y mándate una eyección en mi nombre, le di tres condones. Y me dijo: - gracias Bambino, mi glande te lo agradecerá mucho.
Y se fueron... mi pequeño Depa quedo hecho un chiquero de botellas de cerveza, vasos sucios, colillas de cigarro por todas partes y todo desordenado de una manera perturbadora. Pero estuve tan cansado que el sueño me llevaba en piloto automático a mi camita.
Me recosté como pude, algo incomodo al costado de Trifi. Ya estuve por agarrar el sueño, cuando un ruido fuerte sobresalta mi cuerpo derrengado. Era “Cabeza de títere” y Vivi que salían del baño casi arrastrándose de la borrachera, o no sé si de la cópula que habían gozado. Se fueron sin decir nada totalmente borrachos. Tuve que levantarme a cerrar la puerta, Yo únicamente quería dormir.
Sólo por fin. Regrese a mi cama y por un instante al ver a Trifi durmiendo de costado mostrando la curva sugestiva y perturbadora de su cadera perfecta, estuve a punto de convertirme en un condenable. Pero el cansancio amansó y mi cordura sujetó el motín de testosterona en el natural deseo de poseer aquella preciosura durmiente.
Me recosté a su lado y dormí arrullado como en las nubes inconscientemente abrasando aquel cuerpecito frágil. Soñé como un ángel.
Más tarde unos ruidos. Algo como un lloriqueo hicieron que abandone el sueño bruscamente. Apenas y podía abrir los ojos por la luz del sol que entraba por todas partes, eran las 1.30pm. de pronto una tímida voz me pregunto: - que me has hecho? entre gimoteos, y respondí: - Yo, nada... que te pasa?
Y me dijo: - porque no tengo mi brassier? y mis zapatos?, que me has hecho? entre lagrimas, en tanto yo le decía: - tranquila Trifi ayer tu misma te los quitaste, y ella entre llanto me dijo algo perturbada: - mentiroso! ahora como me voy a mi casa, como voy a llegar sin sostén, mi papá me va a matar. Y se ponía a llorar.
Yo le dije que se tranquilizara, que yo la llevaría a su casa. Me dijo que vivía en la Urb. Caplina.
Todo mi pequeño Depa estaba hecho un caos, no encontré su brassier por ninguna parte, ni sus zapatos. Entonces atine a prestarle un par de sayonaras que tenía. Yo solo poseía un par de zapatos para trabajar, las zapatillas que llevaba puestas y la sayonaras que le preste.
Era muy tarde, me arregle como pude y ella también, recuerdo que Trifi no pudo disimular los ojos hinchados de tanto llorar. Bueno, igual salimos de mi cuarto y tomamos un taxi rápidamente, y para moler la circunstancia; yo solo tenía dos soles, y ella nada, así que me quede misio.
En el camino a su casa, Trifi muy nerviosa me preguntaba: - Bambino, dime la verdad, que me han hecho, dime por favor, no me has violado, verdad?, yo le respondía: - no! carajo!, y ya déjate de pensar eso. Ya me estaba irritando tanta niñería. Encima, el taxista con pinta de evangelista farisaico me observaba por el espejo retrovisor sospechosamente.
Al llegar a su casa en la Urb. Caplina apenas y llego el taxi, al parecer por el ruido del motor, salieron inmediatamente. Su mamá, su papá y sus hermanos. Apenas puede decir: - disculpe, buenas tardes. Y su papá me agarro del cuello y me dijo:- abusivo eres con la niña, metete conmigo pe’ maricón. Y me mando un manazo en la cara que me quito la tranca y aterricé en el suelo.
Recuerdo que el taxista metiche, le dijo a los papás de Trifi: - Señor, ese mal nacido, creo que ha abusado de su hija. Yo dije: qué?! qué te pasa indio de mierda... tu que sabes; y a los papás de Trifi les dije: - estoy haciendo el favor de traer a su hija y enzima me agreden. Y la madre de Trifi me grito: - te voy denunciar maldito. Yo no me quede atrás y también la grite diciendo: - que me devuelva mi sayonaras!. Mientras todo el vecindario salía al chismorreo público, lo peor de todo, es que mucha gente de allí me conoce.
Me retire del lugar meditando; diciéndome a mí mismo: - por bueno me pasa esto. Encima tuve que bajar caminando desde la Urb. Caplina hasta el centro por toda la Av. Bolognesi y sin un solo centavo.
Cuando llego a mi pequeño Depa. Encuentro la puerta entre abierta y adentro mi enamorada. Apenas entré y me vio, gritándome dijo: - que mierda a pasado acá, con que putas has estado maricón!... por eso ayer no contestaste tu celular!. Yo le dije que se calme y que había estado con mis amigos “frutilla” y “Cabeza de títere” ella los conocía, pero me dijo: a mí que mierda me importa ese par de payasos.
Y más irascible, me dijo: - de quien mierda son estos zapatos, y me los tiro por la cabeza, eran los zapatos de Trifi, mi ex los encontró en el tacho de basura. Seguro alguna broma de alguna de sus amigas. Yo le dije que vinieron unas amix.
Y mucho más furiosa aun, me dijo: - que amix, ni que amix!... oye maricón de mierda!, y de quien es este brassier? Yo tímidamente le dije: - debe ser tuyo... donde lo encontraste? Y acercándose a mí, me dijo : - entre las frazadas de tu cama.. además no es mío... porque no es de mi talla. Y con una fuerza de cincuenta rinocerontes me mando una cachetada que me aflojó las muelas y me adormeció la mejilla un buen rato.
Me mando a la mierda y se fue. Yo me quede solo en mi pequeño Depa, no podía creer lo que había pasado, en un solo día me cachetearon en los dos lados de mi carita.
Luego de un buen lapso de absoluto silencio. Ese día mire a todos lados. Todo era caótico, desordenado y así pensé que transcurría mi vida. En ese momento tome las pocas cosas que poseía y regrese a mi casa y volví a tenerlo todo. Orden, libertad y mi familia.
Así recuerdo aquella juerga de algunos años atrás, fue una de las tantas cuchipandas que me hacen sonreír al recordarlas, y suspirar al saber que jamás volverán a ser iguales.
Hoy es diferente, ya estoy casi a la mitad de mi vida y tengo un modo de pensar mucho más cabal, sin resquemores ni obediencias. Sabiendo que cada paso que uno da en la vida, obliga a ser cada día mejor que ayer. Por su puesto que no me arrepiento nada de lo vivido, porque lo disfrute tanto que “hoy, sonrió recordando la lección, que la vida con paciencia me enseño” como diría War Cry.