Mi querido “enanito”; hoy siento desde alma que tengo mucho que decirte, pero éste papá tuyo no encuentra las palabras exactas para describir el inmenso amor que siento por ti. Pero lo intentaré, al escribir sobre ti hijo, me siento minúsculo, me siento ágrafa.
Trato de digitar algo; y no puedo creer que me nuble. Es que hasta hoy hijo me doblegas con la inmensidad de tu ser pequeñito, cuando se trata de decirte que al verte siento haber renacido, siento ver por tus ojos este mundo y siento que existo para darte una mano cuando recorras esta vida. Siempre estaré, aun contra el tiempo; cuando yo te esté mirándote desde una estrella o soplado como brisa dócil tu cabello y tu rostro de hombre maduro.
Quedo empequeñecido para describir lo que mí corazón dicta de lo más hondo de ese mar dulce de ternura, que inspiras como dulzura que me atrapa al vigilar tu sueño a mi lado contemplándome en ti.
Asoman incontables ideas a mí mente para decir que te amo en mil letras, pero me tiemblan las manos y la vista se me torna borrosa, al saber que esto no será eterno, que al tenerte comprendo que la vida es corta y no tiene segunda vuelta. Que debo ser para ti el mejor ejemplo y lo haré. Estaré siempre a tu lado señalando el camino correcto procurando evitar que cometas los mismo errores que quizás yo cometí. Seré cómplice tuyo cuando el regocijo suene a diversión. Cuando te portes mal, recordare que fui como tú y con paciencia te corregiré.
Estas gotitas se asoman, lágrimas de emoción, sollozos de sabor alegre semejantes al primer momento en que me entere que vendrías, como innegable es escribir que nunca dejarán de asomarse cuando de tí se trate.
Serán siempre como gotas que surtan de amorosos bisbiseos de mi alma para ti, aquel lugar donde perenne vive tu imagen, tu candor risueño como alimento de mi alma, del que nunca quisiera estar lejos porque lo necesito cada día, cada hora, cada segundo.
Hijo mío, Yo deje de ser hijo, por ti. Me hiciste comprender el trance difícil de éste nuevo papel para mí. No dudes jamás que te quiero, y nunca pierdas la fe en mí. Se que puedo comprender la complejidad de hijo y tus majaderías de compañerito inseparable, de incondicional infatigable. Y espero forjar en ti el anhelo que eres para mí y esperanza de este mundo cada día más estúpido.
No solo soy tu papá, soy tu amigo y tu el mío. De corazón deseo sembrar en ti lo que este mundo necesita. Y mientras tu me sigas necesitando, mis oídos no escucharan más que tu voz hijo mío.
Amaras muchas personas y de seguro las tendrás en tu corazón. Yo me conformo con un rinconcito en él, no importa si es pequeñito, solo espero que me necesites tanto como yo a ti.
Amaras muchas personas y de seguro las tendrás en tu corazón. Yo me conformo con un rinconcito en él, no importa si es pequeñito, solo espero que me necesites tanto como yo a ti.
Se que los años harán lo suyo, algún día a mis piernas llegará el cansancio del trajín de ésta vida donde espero tener tu mano hijo, para apoyarme en ti; así como yo te ayude a caminar cuando diste tus primeros pasitos y me hacías tan feliz. Esa misma mano que hoy tomo con mucho cuidado para cruzar la pista, esa misma mano que un día me tomará firme cuando me toque cruzar el umbral de la vida al oriente eterno.
Hoy te estrecharé en mis brazos hijo mío, con la misma pasión de siempre. Y te contare una historia acerca de cuando tu naciste, de lo mucho que te quiero y de lo inmensamente feliz que me has hecho.
Hoy te estrecharé en mis brazos hijo mío, con la misma pasión de siempre. Y te contare una historia acerca de cuando tu naciste, de lo mucho que te quiero y de lo inmensamente feliz que me has hecho.
Sé que algún día leerás todo esto. Y espero siempre hijo que tengas tu propia fe, tu propia manera de pensar, que tengas siempre la verdad por delante, porque esa es la auténtica libertad, libertad con la que naciste hijo mío y que nadie bajo ningún precepto tiene derecho a usurpar. Feliz cumpleaños hijito mío, te amo... y un abrazo de oso.
1 comentarios:
Juan Pablo, muchas Y, y y y y
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