Día de los enamorados

Amor! …acaso esa flecha cargada con esa toxina de ambigüedad, disparada sin preguntar por aquel ángel de alas pequeñas; es el amor?  Ese cupidillo que hace lunáticos felices; es el amor?.  Ese ángel travieso que rompe corazones de cristal sin mediar, es el amor?.

Me pregunto, ¿ese sentimiento paroxismal que llamamos “amor” puede caber, nacer o surgir en una sociedad secular tan violenta?  Si es así, entonces podría ser  una hipocresía de tamaño sideral, porque según estudios que ha esgrimido Marco Aurelio De Negri; en los últimos 60 años los crímenes pasionales han matado más de ciento ochenta y siete millones de seres humanos. Si esa sinopsis humana llamada “amor” se puede convertir en violencia pasional, entonces Paulo Coelho acertó al decir que el “amor” es una fuerza constructiva pero también destructiva a la vez.

Pero volviendo a lo esencial de ese sentimiento extraño llamado “amor”, para los románticos desengañados -que son la mayoría de seres humanos- es una ballesta que parece siempre clavar en la persona equivocada, aunque digan los idos de romanticismo       que el amor todo lo sufre y todo lo soporta. Me quedo con Pablo Neruda cuando decía: “el amor cuando quiere liberarse, es porque quiere volver a amar”.

Se dice que para mantener encendida la llama del amor ante la inclemencia que siempre la intentara apagar, es vivir eternamente como enamorado, ser aquel furtivo chiquillo en la adultez, ser galán en la vejez, tener la pasión de los 15 años a los 40. Vivir como enamorado sempiterno.  

Friedrich Nietzsche decía: - En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón - Nietzsche fue un filólogo y filósofo alemán que dicho sea de paso fue tan perspicaz y paroxismal que murió chiflado de amor.

Es muy fácil hallar gente que no le importe, que olvide u odie el 14 de febrero, pero los buzos padres saben que para muchos jóvenes subnormales, como ellos a esa edad, es el día perfecto para desvirgar la pureza, para tomar el tesoro secreto de su pareja, para iniciar otra vida, para saber si en verdad me ama. Engañifas que se valen de felonía disfrazada, de palabras acarameladas con sabor a irresponsabilidad, que muchos llaman “prueba de amor”. Es que ésta juventud timada por el facebook, No entiende que el amor no es una simple prueba, sino la entrega total en el cotidiano vivir.

El amor no conoce de edades, la ignorancia tampoco, por eso jóvenes y viejos viven aun confundidos en la endogamia de sexo con amor ó día de los enamorados con noche de hotel. Para algunos el amor es una pendejada con buen floro, para otras el amor viene con billetera gruesa en un carrazo con superstereo y ocho bocinas. ¿Para qué todo eso? para acabar “amando” sin amor a quien no aman ó terminar hecho un imbécil con traza de pendejo sentado en la estación del tren de las penas agarrado a una botella de ron cartavio.

También exciten los que el amor no flechó, sino enveneno el amor propio; trayendo abajo su autoestima.  Endurecen su corazón como roca volcánica y se deprimen tanto que no dejan que el tiempo haga lo suyo. Se desmoralizan al punto de pensar que no existe otra persona que amar en el mundo, tienen la mente tan obtusa que llegan a convertirse en suplica necia de la piltrafuda romántica o del tonto sentimental en firme decisión de reconquista. Cuando en realidad la mejor cura para los males del corazón; es el tiempo, como decía mi abuela Miguelina.   

Pero el amor es mariposa que va de flor en flor, como diría Maná. Es tan efímero como el ocaso del sol, es como un sueño que pasa tan vertiginoso, que la mayoría solo recuerda, pretendiéndolo sentir confundiéndolo con la rutina y las presencias, por eso dicen que el amor tiene poca vida real, pero eternizada en las memoria de las ficciones. Es que en realidad el amor tiene alas y son para volar.

Personalmente; creo que existe una hipertrofia respecto al “amor romántico” le damos una atribución excesiva a un sentimiento válido pero que no tiene esas dimensiones siderales que los seres humanos pretendemos darle. El “amor” es un efecto, al que llamamos sentimiento, que únicamente tiene como fin principal la unión para la procreación, y es un efecto que comparten todos los seres vivos. Únicamente en occidente le damos tanta importancia a ese amor romántico.

Dicen que el amor se contagia del orgullo, y éste se convierte en su maldito consejero. Ese amor que un día tropieza con el matrimonio y luego con los hijos y mañana con el bostezo a dúo y a veces, muchas veces, con el odio hecho de días iguales, con mañanas de malos alientos viceversos; porque el amor termina en costumbre, y esa costumbre en resignación, y la resignación es vivir como un ave con el ala rota.

Pero con relamida modestia, les sugiero amigos, amigas e incondicionales; cuídense siempre del amor que arde, del amor que absorbe, del que todo lo quiere para sí, pues cae en el egoísmo y termina perdiéndolo todo.  

Por eso es importante evitar que el amor llegue al punto de carbonizar su existencia o de empalagar con su savia, pero que tampoco llegue a sentir el frío congelante del desinterés.  Los amores dúctiles, lo amores pálidos perduran más y son más creíbles. Jamás acaban en escándalo ni te harán sufrir. Recuerden siempre buscar el justo medio en todo orden de cosas, como decía Marco Tulio Cicerón.

Hoy lleva a tu enamorada al mejor lugar e invítale lo mejor; porque si realmente estas enamorado, seguro vas a gastar como idiota. Y si no la tienes duerme nomás soñando algún día encontrar tu pareja.  Porque es día de los enamorados y punto, esa jácara del día de la “amistad” es un consuelo para los papanatas y las pipilépticas. 

Hoy, incontables corazones soñaran con un final feliz de telenovela. Hoy, otros sufrirán hasta soltar lágrimas recordando su triste final. Pero hoy! sonreirán los inteligentes sabiendo que los primeros y los segundos poseen el mismo final.

Es día del amor pero como siempre y como todo; hacemos de esta fecha algo espantosamente comercial, en mercadotecnia de hastío. La convertimos en una fiesta de timadores, en facha mercantil de corazón inflado, igual que muchos estilos o modas huachafas remedadas de EEUU o Europa y que tarde o temprano siempre estamos dispuestos a imitar aún a costa de nuestra propia ridiculez.
Por eso creo que el día de San Valentín, debería llamarse día de San Cojudín.

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